Acción social

Calle con corazón, acompañamiento para personas sin hogar en Cuenca

Descubre cómo les ayudamos y qué hacemos para que mejoren su situación.

Una visión rápida del proyecto

Niños y adolescentes encuentran un espacio para su desarrollo personal.

  • Quién lo hace: Cáritas Diocesana de Cuenca.
  • En qué consiste: Apoyo a las personas sin hogar que viven en la calle o en viviendas precarias.
  • Qué persigue el proyecto: Brindar apoyo, escucha y acompañamiento ante la dura realidad del frío, la calle y la pandemia.
  • Personas atendidas: 44, de ellos 36 hombres y 8 mujeres.

En detalle

Trabajamos para que las personas sin hogar puedan integrarse en la sociedad. 

Entregamos kits de alimentación y bebidas, ropa, calzado y medicinas.

Ofrecemos servicio de higiene y ducha.

Ciertos casos necesitan además ayuda económica.

Realizamos la primera toma de contacto y creación de vínculos a través de conversaciones, escucha activa y acogida.

Tardes de café y charla sobre el grado de satisfacción con el funcionamiento del centro de atención de urgencia (CAU).

Actividades culturales y de integración, en las instalaciones del CAU (naipes, juego de la oca, ajedrez).

Taller de elaboración de jabones artesanales.

 

Acompañamientos a los diferentes recursos sociales y sanitarios de Cuenca.

Necesidades de las personas sin hogar en Cuenca

Sin cubrirlas no pueden acceder a una vida normalizada.

  • Regulación de aspectos administrativos (permisos, documentos identidad, solicitar ayudas económicas, etc.).
  • Relaciones familiares y redes de apoyo deficitarias.
  • Seguimiento en tratamientos médicos.
  • Fortalecimiento de habilidades sociales básicas, para búsqueda de empleo o alquiler de vivienda.
  • Fortalecimiento de autoestima.
  • Acompañamiento psicológico.
  • Deshabituación del consumo de alcohol u otras sustancias.

Perfil de las personas que acompañamos

80 % (35 personas) son de origen español y el 20 % (9 personas) son inmigrantes.

16 personas

viven a la intemperie en las calles o espacios públicos o exteriores, sin un techo que les cubra ni un albergue que pueda ser definido como vivienda o permanecen en alojamientos de emergencia donde pasan la mayor parte del tiempo a la intemperie y hacen uso de albergues para dormir, sin tener un lugar habitual de residencia. 

4 personas

tienen que abandonar su vivienda porque no pueden hacer frente a los gastos derivados por suministro de los servicios básicos (agua, luz, calefacción, teléfono, alquiler/hipoteca, entre otros…) o deben abandonar sus viviendas por encontrarse bajo la amenaza de violencia por parte de algún miembro de la unidad familiar (en su mayoría mujeres).

24 personas

no tienen vivienda habitual, viven en alojamientos móviles. Se trata de construcciones que no constituyen viviendas convencionales o estructuras semi-temporales (chabolas o cabañas) o según la regulación nacional, carecen de permiso de habitabilidad o se encuentran sobre ocupadas, es decir, que superan el estándar nacional de ocupación de personas.

Las personas sin hogar viven sin cobertura sanitaria, social o legal. Sin un hogar digno. Sin apoyo y sin red.

No dejes que se queden fuera.