Encontrarnos y acoger
En el marco de la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado, este año con el lema 'Dios camina con su pueblo', Cáritas visibiliza alguna su trabajo de acogida, la protección y la integración de las personas migrantes.
Pobreza, guerras, violación de derechos humanos o iniciar una nueva vida… son algunas de las razones que obligan a hombres, mujeres, niños y niñas a dejar su casa, su vida, sus orígenes. Después de dar ese doloroso paso, comienza un periplo migratorio que no finaliza cuando llegan a su destino, sino todo lo contrario: obstáculos sociales y normativos, prejuicios, exclusión, estudiar otras lenguas y entender otros códigos culturales…
Cáritas no es ajena al dolor y a la situación de tantas personas migrantes y defiende un modelo de acogida centrado en la persona, en la protección de sus derechos y de su dignidad. Las personas migrantes son un grupo particularmente vulnerable, pero son sobre todo las personas con nacionalidad extracomunitaria las que se encuentran en una mayor situación de exclusión.
Una de cada tres personas acompañadas por los programas de acogida de Cáritas está en situación administrativa irregular. Muchas de estas personas cuentan con formación o con trabajos cualificados en sus países de origen, pero la dificultad para homologar sus títulos y la imposibilidad legal de acceder a la formación y al mercado laboral les obliga a aceptar trabajos precarios o de economía informal, a alojarse en viviendas en condiciones de hacinamiento o con escasas condiciones de habitabilidad, y a vivir en una situación en la que sus derechos son vulnerados.
Atención Primaria y Empleo
Cáritas acompaña desde su programa de Atención Primaria a personas que inician procesos migratorios en busca de nuevas oportunidades, algunas de ellas solicitantes de protección internacional, o que tras su paso por el sistema estatal de acogida han recibido la denegación de su solicitud, quedando, de un día para otro, sin nada. La acción social de la entidad va desde la acogida y la escucha, al acceso a derecho básicos en coordinación con las Administraciones, reivindicando su derecho a acceder a la vivienda, garantizando su acceso a productos de alimentación, higiene o farmacéuticos a través de las tarjetas monedero, y convirtiéndose en un apoyo esencial en esos momentos tan importantes en los que, después de arrastrar historias tremendamente dolorosas, huyendo de situaciones de opresión y abusos inseguridad, discriminación, falta de proyectos de desarrollo, necesitan construir de nuevo su vida. Las personas que lo dejan todo, lo hacen llenas de miedo y desesperación.
El programa de Empleo de Cáritas también acompaña a las personas en el difícil y duro camino hacia la regularización. A través del servicio de orientación laboral les escuchan y asesoran. También están trabajando en la ampliación de su catálogo de cursos con el fin de poder ayudar a las personas extranjeras a regularizar su situación administrativa a través del arraigo por formación. El aprendizaje de la lengua es uno de los primeros pasos en el itinerario de formación e inserción laboral, por eso este programa pondrá en marcha en unas semanas un curso de castellano para personas extranjeras, con una metodología dinámica, flexible y motivadora. Otra de las acciones que Cáritas lleva a cabo tiene que ver con el área de intermediación laboral, trabajando directamente con las empresas y fomentando la inserción laboral de las personas, algo necesario para que puedan construir su proyecto de vida.
Acoger, proteger, promover, integrar
Un ejemplo de trabajo de acogida e integración está en Villamalea, una localidad de la Manchuela albaceteña en la que conviven más de 30 nacionalidades distintas. Allí Cáritas trabaja desde hace 3 años con un proyecto de Mediación Social e Intercultural en colaboración con el Ayuntamiento de Villamalea, junto al equipo de Cáritas parroquial y Cáritas Joven, y con financiación de la Junta de Comunidades través del 0,7% del IRPF.
Abordar la perspectiva de interculturalidad supone sobre todo hablar de igualdad de derechos, deberes y oportunidades, garantizar el acceso a servicios, potenciar espacios de participación y respetar que existen múltiples formas de mirar y sentir la realidad. Con su proyecto de Mediación Social e Intercultural, Cáritas está creando en Villamalea un espacio en el que conocerse y aprender unos de otros.
Este proyecto está impartiendo espacios de conversación y encuentro, talleres para mejorar la formación y competencia social de los y las jóvenes y está favoreciendo la inclusión social de las familias. Para Cáritas, este proyecto es una muestra de que juntos es posible apostar por un diálogo intercultural donde seguir creciendo.
Una familia acogedora
La migración es una historia profundamente humana. Las personas migrantes desempeñan un papel vital en nuestra sociedad con sus talentos y valores, y un ejemplo de esto se evidencia en el proyecto ‘Corazón de Casa’, que nació también de una iniciativa parroquial, en este caso del equipo de Nuestra Señora de la Paz y Santa Teresa, y que cuenta con el apoyo de Cáritas Diocesana de Albacete. Aunque este proyecto está abierto a jóvenes que salen del sistema tutelar cuando cumplen la mayoría de edad, por el momento son chicos migrantes los que han pasado por el proyecto. Chicos que, tal y como explica su educador, Dani Molina, “cuando cumplen 18 años se ven en la calle como regalo de cumpleaños”.
En el piso de ‘Corazón de Casa’ viven Ayoub, Mohamed y Yaya, tres jóvenes con ganas de salir adelante que contagian y llenan de esperanza. Son chicos que viene de procesos migratorios durísimos, incluso de años y que en este proyecto encuentran su referente. “La base es la confianza”, explica Dani. ‘Corazón de Casa’ es más que un techo, es un espacio que les proporciona diferentes herramientas sociales, educativas y formativas que permiten a estos jóvenes crear un proyecto de vida.
El proyecto sigue creciendo, de hecho, ya cuentan con un segundo piso. “El objetivo es afianzar lo que tenemos y seguir creciendo porque la demanda es altísima”, asegura Dani Molina. “Estos jóvenes muerden la vida, están deseando encontrar su lugar en el mundo y nuestra responsabilidad es echarles una mano para conseguirlo”.
El mayor logro, asegura Dani, es ver que esos chicos, después de pasar por todo el proceso, dejan de ser jóvenes sin nombre para convertirse en personas con nombre, apellido y con un proyecto vital encauzado en el que se sienten felices porque no solo reciben, sino que también aportan a la sociedad.
El domingo 27 de septiembre celebramos la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado, este año con el lema “Dios camina con su pueblo”. El papa Francisco hace una llamada a convertirnos en comunidades capaces de acoger, proteger, promover e integrar y Cáritas, desde sus diferentes proyectos y grupos parroquiales, secunda esta llamada siendo compañera de viaje, guía y ancla de salvación para las personas migrantes.