Acogimiento en continuidad +18
“Tomar en cuenta al otro, es de las mayores nuestras de amor que pueden existir. Cuando tomas en cuenta al otro es como decir: Existes, eres importante , eres suficiente, eres digno de amor, eres merecedor de respeto, encajas y perteneces”.
(Papa Francisco).
Corazón de Casa nace del equipo parroquial de Nuestra Señora de la Paz y Santa Teresa al detectar la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran jóvenes migrantes ex tutelados. La situación de uno de sus voluntarios, joven marroquí, en situación de irregularidad, fue el germen impulsor. Pretendemos ser un hogar para jóvenes que al cumplir la mayoría de edad salen fuera del sistema tutelar. Analizamos junto con los chicos su proceso migratorio. Lo hacemos desde una mirada realista y entendiendo que no hay caridad sin justicia.
El término que define nuestro proyecto de emancipación para jóvenes es “ACOGIMIENTO EN CONTINUIDAD +18”. Un término que se encuentra situado junto con el Acogimiento Residencial y el Acogimiento familiar, que desarrollan las administraciones, dándoles continuidad a los mismos, dada la necesidad de seguir siendo apoyados para lograr su adultez integral plenamente. No es fácil vivir la juventud plenamente y en dignidad sin el apoyo adecuado y sin familia que le impulse y nutra; y sin buenas amistades con las que pueda compartir y vivir su adolescencia y juventud. Corazón de Casa quiere dar respuesta a esa incertidumbre. Además de ser una pieza clave para el desarrollo de las personas, este proyecto es además una voz para sensibilizar.
Araceli: “Corazón de Casa ha sido y es un gran descubrimiento a nivel personal de la vulnerabilidad en la que viven muchos jóvenes. Soy madre, pero ahora también soy madre de otros hijos. Les acompaño, junto con el resto del equipo, en su crecimiento y junto a ellos me siento feliz al poder ayudarles a pasar de de una situación de precariedad a una zona de seguridad con unas expectativas renovadas, más realistas, de su proceso migratorio. Para mí es muy gratificante que me consideren su madre española.”
Araceli: “Corazón de Casa ha sido y es un gran descubrimiento a nivel personal de la vulnerabilidad en la que viven muchos jóvenes. Soy madre, pero ahora también soy madre de otros hijos. Les acompaño, junto con el resto del equipo, en su crecimiento y junto a ellos me siento feliz al poder ayudarles a pasar de de una situación de precariedad a una zona de seguridad con unas expectativas renovadas, más realistas, de su proceso migratorio. Para mí es muy gratificante que me consideren su madre española.”
Pepi: “ Conozco este proyecto desde su nacimiento, y me fue ilusionando según iba trabajando en él. Me ha aportado conocer el problema que tienen tantos chicos cuando, protegidos por la administración, al cumplir 18 años, se quedan sin ninguna ayuda. También para ir conociendo las dificultades de sus países de origen, pero también, descubrir sus ilusiones y sus aspiraciones. Es una suerte poder ver como van creciendo y haciéndose hombres y como, con el tiempo, se van emancipando. Mi objetivo es tratarlo como mi familia”.
Inge Dahmen: “Para mi, todos los jóvenes tienen el derecho a tener las mismas oportunidades que, por circunstancias de la vida, a veces se les niega. No podemos siempre referirnos solamente al gobierno o a los de arriba para que solucionen solos la papeleta, sino que también está en nuestras manos de aportar nuestro granito de arena. Desgraciadamente mucha gente sigue rechazando culturas diferentes por miedo, por desconocimiento, pero para mi es enriquecimiento que nos hace ver la vida desde otro punto de vista, conocer más cosas, más tradiciones, y esto también enriquece mi vida”.
Pepe Serrano: «Como párroco de Nuestra Señora de la Paz y Santa Teresa de Jesús, me siento especialmente orgullosos de este proyecto. La idea sale y se desarrolla desde el grupo de Cáritas de nuestra parroquia. Deseamos ser fieles al mandato de Jesucristo de anunciar el Reino de Dios en nuestra sociedad, trabajar por la justicia, especialmente por los más desfavorecidos y descartados en una sociedad dormida en el consumismo y la autocomplacencia. Escuchamos la palabra de Jesús que nos dice `fui forastero y me acogisteis`, ´tuve hambre y me disteis de comer`. Sigamos colaborando, junto con Cáritas, con este proyecto».
Somos donde estamos. Allí donde vivimos. Allí donde crecemos, donde volvemos a soñar de nuevo, a construir. Los jóvenes migrantes que deciden dejar su casa y emprender solos un viaje antes de llegar a las costas españolas, vienen con unas historias de vida con mucha vulnerabilidad, con un duelo pendiente de elaborar y un trauma que les marcará.
Ayoub
“Cuando vine a España todo se complicó un montón. Tuve ayudas, pero necesitaba a alguien que creyera en mí. No sabía cuál iba a ser mi futuro, mis técnicos de menores Beatriz, Alejandra y Javier me hablaron de Corazón de Casa. Las otras opciones eran la calle o el Albergue. Estaba liado, no sabía que iba a pasar, nada podría ser peor que la calle. Los conocí. La verdad me empecé a sentir más tranquilo, tenía vergüenza. Ahora ya no tengo vergüenza, ahora donde esté, viva donde vida, sé que en Albacete tengo otra familia. Creyeron en mí, me dieron libertad y confianza y ahora soy fuerte, no tengo miedo, estoy preparado para seguir siendo un buen hombre, ya no estoy perdido ni solo. Los quiero y me quieren”
Mohamed
“Primero, este proyecto para mí es ideal porque es diferente al resto. Esa diferencia está en que aquí somos una familia y el proyecto me ha ayudado mucho, sobre todo a recuperar la tranquilidad que había perdido y a ayudarme de varias maneras a construir mi futuro”
Achraf
“El proyecto me ha dado la capacidad y la energía positiva para ser yo mismo y ahora que voy a dejar el piso, puedo decir que me ha ayudado a salir con una buena vida, me ayudó a estudiar y tener una buena formación para poder conseguir trabajo, estoy muy agradecido por el apoyo que me han dado”
Desde Cáritas acompañamos estas realidades de dolor, y al mismo tiempo, somos testigos de toda la riqueza que aportan cada uno de estos chicos y chicas a la sociedad. Todos ellos son jóvenes, y no se diferencian de otros jóvenes.
Es un momento en el que como cualquier joven español siguen necesitando que reforcemos nuestro acompañamiento. El hecho de que estamos presentes, disponibles, saber que pueden “contar con alguien concreto” que reciban apoyo de forma incondicional, o que les den un apoyo incondicional, la escucha activa, la empatía, que les ayude a subir el nivel de su propia seguridad… en definitiva, facilitar la madurez en su desarrollo y crecimiento.
Una parte necesaria de este proyecto es el contacto permanente con las familias de origen de los chicos. Cuidar de ese vínculo, manteniendo una comunicación fluida con sus padres, madres y hermanos y hermanos, haciéndoles partícipes del proyecto migratorio de sus hijos y, a la vez, implicándonos en las necesidades que puedan tener en sus países.
Ibrahima, padre de Moussa: “Algunos padres alientan a sus hijos a migrar, pero, como padres, debemos de luchar contra redes mafiosas. Nos da miedo que crucen el mar. Comprendo a mi hijo y a los hijos de otros padres. Como padre les diría a todos ellos que se queden donde nacieron, pues el futuro está en todas partes”.
Jalole, padre de Mourad: “En su momento no pude ayudar a mis hijos en un futuro más próspero. Ahora estoy contento por su nueva situación, pero siempre me pesará en el corazón que no se hayan quedado aquí”.
Acompañamos, que valoren y descubran sus capacidades reales, frente a la sociedad que les acoge, desde el descubrimiento de potenciales y dificultades. Lo hacemos desde:
653 868 815/ 747 740 108
Daniel Molina: dmolina@caritasalbacete.org
Estamos en: Plaza de Los Molinos 3. 02006. Albacete.
967 222 600