El voluntariado de Cáritas, signo de esperanza ante el sufrimiento de las personas
Cáritas Diocesana de Albacete agradece a las personas voluntarias el tiempo y la vida que entregan a diario para acompañar a los que más lo necesitan.
Las personas voluntarias son un elemento fundamental en la conformación de nuestra sociedad. En estos momentos complejos en el que el dolor y el sufrimiento de tantas personas se han cotidianizado peligrosamente, la respuesta solidaria, generosa y gratuita de tantas personas voluntarias es un signo de esperanza.
Su entrega gratuita y generosa surge de una sociedad que sigue considerando la acogida y la apertura a los demás como un valor que orienta nuestras vidas. Estar cerca, acompañar, cuidar… son señas de identidad del voluntariado de Cáritas, porque no se trata solo de hacer, sino de ser y de estar. La escucha que realizan las personas voluntarias en muchas ocasiones es el mejor apoyo que pueden prestar.
Conscientes de este bien compartido, Cáritas Diocesana de Albacete se une a la celebración del Día Internacional del Voluntariado, el 5 de diciembre, y agradece a todos sus colaboradores su papel callado y poco visible que hace posible mantener encendida la frágil llama de la esperanza en muchos hogares heridos por la exclusión social o la pobreza.
Cáritas Albacete cuenta en la actualidad con 1.011 personas voluntarias que con su compromiso, facilitan tiempo de vida y acogida, ofrecen una convivencia positiva, dan calor a los lugares de encuentro, compartiendo con todos aquellos que carecen de espacios, creando vínculos de confianza, oportunidad y esperanza. El papel callado y poco visible de muchas personas voluntarias en Cáritas Diocesana de Albacete hace posible que la frágil llama de la esperanza, en muchos hogares se mantenga encendida. Desde el voluntariado no se mira para otro lado a la realidad sufriente, sino que se pretende alimentar las oportunidades, muchas o pocas, que tienen las personas que acuden a Cáritas en la provincia solicitando apoyo.
Cáritas, ante el Día Internacional del Voluntariado, agradece esa mirada de esperanza que aportan las personas voluntarias, imprescindibles en este tiempo tan difícil y complicado y en el que tantas personas sufren pobreza, discriminación, sin que se reconozcan sus derechos. Sin las personas voluntarias cualquier sociedad es más pobre y tiene menos horizontes. Tal y como dijo el Papa Francisco en la pasada JMJ de Lisboa: “En la Iglesia, ninguno sobra. Ninguno está de más. Hay espacio para todos. Y eso Jesús lo dice claramente. Vayan y traigan a todos, jóvenes y viejos, sanos, enfermos, justos y pecadores ¡Todos, todos, todos! En la Iglesia hay lugar para todos”.
Un valor presente en los jóvenes
Querer ayudar a los demás es una motivación que sigue presente en el corazón de muchos jóvenes. Cáritas es testigo privilegiado de ese anhelo de bien, que anida en la vida de las nuevas generaciones. “Voy al voluntariado a mi parroquia cada sábado por la mañana. Cada vez que salgo y llego y a mi casa me digo: `vengo con el corazón contento’. Vuelvo con una gran energía porque lo que yo creo que doy, lo recibo por el triple”. Así lo vive Rosa. Para esta joven voluntaria de Cáritas, el voluntariado es “un estilo de vida, todo para bien”.
En medio de una realidad compleja y difícil que exige lo mejor de nosotros mismos, el voluntariado nos enseña a mirar la realidad sufriente y a comprometernos con las personas más débiles. Porque no se trata de “dar” -dar tiempo libre o dinero- sino de “darse”, como recuerda el Papa en su mensaje con motivo de la VII Jornada Mundial de los Pobres.
Unidos al Santo Padre, Cáritas agradece a sus personas voluntarias el tiempo y la vida que entregan para acompañar a los que más lo necesitan y anima a todos y a cada uno a ser voluntario porque a través de este bien compartido construimos una sociedad mejor, más justa y más fraterna.