Por ti, por mí, trabajo decente.
Miguel Ángel Carbajo, Director de Cáritas Diocesana de Sevilla, destaca la importancia de promover el trabajo decente y la dignidad de las personas trabajadoras con motivo de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente y el 10º aniversario de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente.
Como cada 7 de Octubre algunas entidades de la Iglesia y los sindicatos nos unimos a la celebración de la Jornada Mundial por el Trabajo decente.
Este año, además, se celebra el décimo aniversario de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD), que unió a diversas entidades de la Iglesia, entre ellas Cáritas, a promover y generar conciencia de lo que significa e implica el trabajo decente. Así, en 2024, con el lema «Por ti, por mí, trabajo decente», hemos decido reafirmar nuestro compromiso con la dignidad y el cuidado de todas las personas trabajadoras en todo el mundo.
Nos enfrentamos a una realidad preocupante en España, con un desempleo estructural donde miles de personas quieren trabajar y no pueden; con, todavía, demasiada temporalidad que dificulta enormemente la estabilidad de los proyectos vitales de miles de personas trabajadoras; con una insoportable plaga, la siniestralidad laboral; con la pérdida de poder adquisitivo de los salarios; con las dificultades de conciliación laboral y familiar, y el aumento de las enfermedades psicosociales, etc… Todas ellas situaciones persistentes reflejo del trabajo indecente existente, que no solo afectan la vida de las personas trabajadoras, sino que también socavan su dignidad y debilitan la justicia social debida. El trabajo ya no es garantía de salir de la exclusión y de la pobreza. La existencia de ese trabajo “indecente” provoca ese cambio de paradigma.
Como hemos señalado siempre, hemos vuelto a reiterar a través de la Iniciativa que la dignidad de la persona trabajadora es innegociable y debe estar en el centro de todas las decisiones políticas y económicas. En línea con lo que reseña la Doctrina Social de la Iglesia, cada persona tiene derecho a un trabajo digno que le permita desarrollarse plenamente como ser humano y ello implica que es fundamental que se generen oportunidades de trabajo decente, se protejan y promuevan los derechos laborales, sin excepción. La reducción de la jornada laboral puede ser una de ellas.
Nos unimos, igualmente, a lo que el Papa Francisco ha subrayado en la encíclica “Laudato si” reconociendo la importancia de la ecología integral en el ámbito laboral. Se debe priorizar que las actividades laborales sean sostenibles y respetuosas con el medioambiente; esto implica promover prácticas responsables que cuiden y preserven nuestra casa común, para las generaciones futuras.
La búsqueda del bien común debe ser el objetivo principal del conjunto de la comunidad, pero particularmente de quienes tienen la responsabilidad de articular políticas que garanticen las condiciones esenciales que permitan a las personas alcanzar una vida digna, una vida buena. Esto incluye garantizar un trabajo decente, acceso a la vivienda y servicios públicos de calidad.
En este sentido, resulta imprescindible que el Congreso lleve a cabo la tan demandada y necesaria regularización extraordinaria de personas migrantes en la búsqueda de la dignidad de tantas personas afectadas.
La Iglesia por el Trabajo decente ha renovado su compromiso por un presente y un futuro donde el trabajo decente sea una realidad para todos y todas, también, no se nos debe olvidar, en el seno de la Iglesia.
Seguimos con el compromiso por la dignidad y el cuidado de las personas trabajadoras.