Análisis y reflexión17/07/2024

La prisión durante el verano

Según un artículo publicado en el diario “El País”, las cárceles españolas repiten desde hace años un fenómeno sobre cuyos motivos los expertos en estadísticas penitenciarias no se ponen de acuerdo: la población reclusa crece sistemáticamente durante la primera mitad del año hasta alcanzar su pico en el segundo trimestre y, en la mayoría de los casos en junio.

No podemos decir lo mismo con las actividades que se realizan en prisión durante la época estival. Durante esta época, las actividades/talleres disminuyen debido a las vacaciones y la reducción de personal tanto en los centros penitenciarios, como en algunas de las instituciones o asociaciones que vienen desarrollando actos en estos centros, quedando solo aquellas de carácter esencial, aunque mínimas, y la propia Pastoral Penitenciaria. Esta última, sigue manteniendo su ayuda a las personas presas, bien a través de visitas a sus módulos, contactos con sus familiares o cubriendo sus necesidades de ropa, a través del “ropero” que gestionan los voluntarios de esta organización religiosa. Asimismo, la Pastoral sigue manteniendo, entre otros talleres, los de Música y Lectura, de Radio, de Autoestima, de Ayuda Jurídica, Coro y celebraciones de Eucaristía semanal.

El verano en prisión puede ser un período desafiante para las personas privadas de libertad, en la que cuentan con algunas organizaciones como Pastoral Penitenciaria y las visitas familiares, teniendo ello un impacto positivo en el bienestar mental y emocional, ayudándoles a mitigar la soledad y el aislamiento que padecen.

A partir de septiembre, las clases y los talleres se reanudan, brindando de nuevo a los presos y presas la oportunidad de participar y mantenerse ocupados.