Espíritu de Mejora
El Espíritu de Mejora llega sin darte cuenta, cuando eliges experimentar la comunión con otras personas.
Aquí estaba en mi puesto de trabajo, yendo de un lado a otro entre llamadas, WhatsApp y registros en el ordenador cuando de repente me llega una propuesta de Sara: hablar del Espíritu de Mejora en Cáritas.
Mi respuesta: «¡Sí, por supuesto!». Acepté muy prontamente (luego quise arrepentirme), pero el compromiso es el compromiso, y allá que me lancé.
Buscando en mi cabeza ideas para empezar a escribir me venían muchas cosas, pero aparentemente nada tenía mucha conexión…
Lo único que me venía a la cabeza era… ¡yo mismo, pero más joven! Un flashback, (en realidad es una mirada hacia atrás, pero flashback queda muy moderno…)
Estaba en Ardoncino, como voluntario en un campamento de verano de Cáritas, con mucho calor y mucha alegría.
Cambió luego la escena en mi mente: 2024.
Estoy en el Llugarín, lugar especial y, no sólo por el trabajo, sino —y esto me parece lo más importante— por las personas que aquí estamos a diario…
De aquel chico joven recién llegado de otras latitudes tropicales (Brasil, Fortaleza), a este casi señor y padre de familia, (me río ahora mismo escribiendo esto último), han pasado muchos años.
Años en los que he vivido y presenciado el Espíritu de Mejora en multitud de ocasiones como aquella tarde, en la que una madre llegó buscando a su hijo. Cundo se vieron, se fundieron en un abrazo de esos que te llegan al alma y te llenan el corazón…
La madre finalmente había aprobado el examen de español para obtener la nacionalidad. Había estado estudiando en el Llugarín con un voluntario, una hora a la semana durante tres meses.
Adaptar nuestro trabajo a lo que para otros es mejorar, es el único significado.
Así, miles de historias.
Entre sonrisas, algunas lágrimas y a veces incomprensión, porque desconocemos un montón de cosas en la vida, me hallo siempre.
Y ahora que tengo que ir cerrando el texto, pienso que no soy tan buen escritor como creía.
Me acuerdo de aquel campamento de hace años, y me siento agradecido por el camino recorrido.
He crecido en Cáritas, en todas las personas que conforman el Llugarín, en el encuentro con mis compañer@s, en las sonrisas mutuas y cómplices, en las miradas que lo dicen todo, los abrazos inesperados y las palabras de aliento que llegan cuando no sabías que las necesitabas.
Crecimos y cambiamos el proyecto con nuestra propia evolución.
El Espíritu de Mejora llega sin darte cuenta, cuando eliges experimentar la comunión con otras personas.