La Comunicación Cristiana de Bienes es consustancial a nuestra identidad cristiana, por lo que se ha de promover la colaboración de todos con el fondo de solidaridad arciprestal y diocesano según los criterios aprobados.
Es esta colaboración una actitud vivida y fomentada desde los inicios de la iglesia y, aunque de formas diversas, ha sido un distintivo de las comunidades cristianas y de otras instituciones eclesiales. Cada comunidad cristiana tiene el derecho y el deber de expresar el amor misericordioso de Dios, que celebra en la Eucaristía, a través del ejercicio de la Caridad con calidad y calidez humanas. Nadie puede arrebatarle esa prerrogativa. Pero, al tiempo, toda comunidad, también como identificadora de su ser iglesia, comunión corresponsable, ha de saber ejercer el compartir entregando y recibiendo aquello que le ayude a desarrollar adecuadamente la dimensión caritativa ineludible de su fe.