29/07/2021

Aventura multicultural en un pueblo aragonés

El 25 por ciento de la población de Caspe (Zaragoza) es de origen extranjero. Allí se ha puesto en marcha un plan de convivencia en la diversidad cultural.

Para hablar de nuestro pueblo lo primero de todo vamos a enmarcarlo en el mapa. Caspe está ubicado en el centro de Aragón, a 100 kilómetros más o menos de Zaragoza y sumamos más de 10.000 habitantes. Somos un pueblo como el resto y sufrimos de los mismos problemas que todo el medio rural de esa “España vaciada”, como tan modernamente se nos ha bautizado.

Un pueblo multicultural

La ausencia de infraestructuras y la dificultad de acceso a los recursos sanitarios, educativos, sociales es el pan nuestro de cada día. Pero sí que es verdad que tenemos una gran peculiaridad que no tienen muchos pueblos de España, y es que el 25 por ciento de nuestra población es de origen extranjero. En nuestro pueblo convivimos 59 nacionalidades diferentes. Os podéis imaginar: idiomas diferentes, culturas, costumbres, ropa, alimentación… Todo un popurrí que no ha sido fácil de casar. De esas 59 nacionalidades hay tres países que suman ya el 75% de la población extranjera: Pakistán, Marruecos y Rumanía.

El mercado laboral está fuertemente ligado al sector agrícola y entre los meses de marzo a Julio aumenta mucho la oferta, por motivo de la campaña. En un principio, los trabajadores llegaban, en su mayoría contratados en origen, hacían la campaña y se iban. Pero poco a poco empezamos a ver que la gente llegaba y se quedaba, se empezaba a establecer y a echar raíces en la localidad.

Fueron años donde todos andábamos despistados, confusos y viendo como nuestra población iba creciendo y su perfil cambiaba. Se iba avanzando, se abrían tiendas de alimentación, ropa, electrónica, peluquerías, se creaban asociaciones culturales; ya no solo se celebraban las procesiones de Semana Santa, en el polideportivo se celebraba la Fiesta del Cordero y desde el 2015 se celebra la Procesión del nacimiento del Profeta.

Aprender y acoger

Íbamos aprendiendo a la vez que caminábamos, pero siempre cogidos de la mano de los agentes del territorio. SI algo cabe destacar es la unión de las Instituciones públicas y agentes sociales. Todos en la misma dirección intentando acoger y acompañar de la mejor manera posible a las nuevas comunidades. Pasamos años de atención a familias, de mesas de trabajo interdisciplinares, clases de castellano, programas educativos, jornadas multiculturales e interculturales, etc…

Y así podemos decir que nuestro equipo de voluntarios ya lleva más de 20 años con una asistencia semanal, una puerta abierta permanente donde puede acudir cualquier persona o familia. Nuestra misión es acoger, acompañar, orientar, informar y, cuando es necesario, también cubrir sus necesidades más básicas. Cuando se entra por esa puerta no se ve el color, ni la religión; nosotros vemos a las personas.

Impulsar la convivencia

Pero a pesar del paso del tiempo, en el ambiente no se respiraba una convivencia plena; se había avanzado, aunque no siempre con los resultados deseados. Por eso, en el año 2018, impulsado por el Gobierno de la Comarca del Bajo Aragón Caspe, se realiza un diagnóstico de la convivencia en la diversidad cultural. El resultado muestra que cuanto más diferente es la cultura y las costumbres hay más hostilidad.

En Cáritas llevamos a cabo la “Estrategia Antirrumores”. Con ella se intenta desmontar todos esos bulos, rumores, prejuicios y estereotipos que se han creado en nuestra sociedad y que realmente es lo que lleva a las personas a tener esa hostilidad hacia lo desconocido. Es un error dejarnos llevar por información que la mayoría de veces no es veraz.

De inmediato, en base a ese diagnóstico, se impulsa la elaboración del Plan de Convivencia en la Diversidad Cultural el cual constituye el punto de partida para promover la integración de la población inmigrante, pero también de la población en general. Un proceso que pasa por la adaptación mutua que afecta a todas las personas que conforman la sociedad y que solo se puede culminar en el momento que las personas inmigrantes alcancen una incorporación plena en la sociedad y las personas que ya viven en ella alcancen una convivencia positiva. Cáritas participa en el Equipo Comunitario del Plan, que es el espacio de relación entre profesionales que se encarga de impulsar el mismo, y luego participamos, con un representante, en el Observatorio de la Convivencia Intercultural.

Toda esta última aventura ha comenzado hace apenas dos años y medio, con una pandemia de por medio. Pero desde el equipo de Cáritas estamos convencidos de que este plan dará buenos frutos para conseguir esa convivencia tan anhelada y necesaria para que una población progrese y crezca de forma adecuada.

Nosotros mientras tanto seguimos con nuestra puerta abierta, atendiendo a las personas y familias que nos requieren, siendo voz de aquellos que no la tienen y acompañándolos en su aventura de lograr una vida mejor. Ahí estamos y ahí seguiremos, porque como decía la Madre Teresa de Calcuta “no podemos hacer grandes cosas, pero si cosas pequeñas con un gran amor”. Al fin y al cabo, es lo que mueve a la gente de Cáritas: el Amor por el Prójimo.