El agua, un recurso vital en medio del caos haitiano
Belcy Bellizaire, líder comunitario en Totoye (Haití), explica cómo ha cambiado su comunidad tras conseguir acceder al agua potable.
Se estima que son ya más de 350.000 personas las que han abandonado Puerto Príncipe, capital de Haití, en los últimos meses, huyendo de las bandas criminales y del clima de extrema violencia provocado por los continuos enfrentamientos entre ellas. Según informa el cooperante de Cáritas Española en la isla, Juan Manuel Díaz Parrondo, estas bandas controlan más del 90 por ciento de la ciudad, así como el aeropuerto y todas las vías de acceso a la capital.
Las Cáritas en Haití, desbordadas
Este importante desplazamiento de población está originando un profundo impacto en las Cáritas Diocesanas de Hinche, Les Cayes y Fort Liberté, que se están viendo desbordadas por la afluencia de personas que huyen de la capital. Ante esta grave crisis social y económica provocada por la violencia de las bandas armadas, Cáritas Española ha decidido lanzar una campaña de emergencia para apoyar los programas de acogida de estas Cáritas a los desplazados desde Puerto Príncipe.
Cáritas Española viene colaborando desde hace décadas con esas Cáritas haitianas para hacer frente tanto a las sucesivas emergencias naturales que han asolado el país como para impulsar proyectos de autosuficiencia económica y alimentaria en las comunidades más vulnerables. Ese es el motivo por que el que con esta campaña se pretende, además de responder a las necesidades de los desplazados, fortalecer la supervivencia de los proyectos de seguridad alimentaria y desarrollo rural que ha venido financiado en los últimos años en las zonas que ahora están acogiendo a miles de personas.
Garantizar al derecho al agua
Belcy Bellizaire es uno de los líderes de la comunidad de Totoye, en la diócesis de Henche, ubicada en el Departamento Centro de Haití, que en los últimos años ha recibido apoyo de Cáritas Española para garantizar el acceso al agua potable en esa zona.
Gracias al trabajo conjunto de las comunidades locales, han podido construir un sistema de captación, canalización y suministro de agua potable. De esta manera, han solucionado los problemas a los que se enfrentaban para transportarla desde lugares muy alejados de sus hogares, una tarea que afectaba, sobre todo a los niños, responsables de cargar, durante varias horas de trayecto, pesados cubos y bidones de agua a diario hasta sus hogares.
En la actual situación de emergencia humanitaria, disponer de este suministro de agua potable es fundamental a la hora de garantizar el acceso a este derecho básico tanto a las comunidades locales como a las personas que huyen de la violencia que asola Puerto Príncipe.
“Tuvimos muchos problemas antes de que el agua potable llegara a la comunidad. Incluso hubo personas que murieron mientras cargaban bidones durante dos o tres horas todos los días –cuenta Belcy–. Tener agua ahora es un descanso y una alegría”.