Acción social27/09/2022

Una historia de superación: el testimonio de Roland

Ronald llegó a España en 2019, junto con su mujer, en búsqueda de una vida mejor.

En Colombia, de dónde venimos, la situación se estaba poniendo muy difícil. La corrupción, la inseguridad, el difícil acceso a cualquier necesidad básica y la falta de competencia de muchas administraciones, hacía que cada día fuera más y más complicado.

Tan mal estaba la cosa que no me dejaban estudiar si no era adelantando dinero, que en pocas ocasiones sabías donde llegaba. Una vez evaluada la situación y viendo que no tendríamos posibilidades de evolucionar social y laboralmente, decidimos dar el paso.

Llegamos a España en 2019. Los primeros años fueron complicados. Subsistimos de los poquitos ahorros que teníamos y de realizar trabajos que apenas nos permitían llegar a fin de mes. La cosa cambió cuando nuestra hija nació. En enero de 2021 pudimos solicitar el arraigo familiar y así conseguir estar de manera legal en España. Lo mejor vino después, tras conseguir la documentación empezamos a movernos y conseguimos enlazar varios trabajos que apenas duraron unos meses. Fue entonces cuando hablando con un conocido, nos sugirió que nos acercáramos a Cáritas de Cuenca. Ahí nos ayudarían a encontrar un trabajo y estarían pendientes de nosotros.

El 16 de noviembre de 2021, nos acercamos a la Entidad y nos atendió un trabajador que nos ofreció acompañamiento- Este acompañamiento, según decía él, nos ofrecería la posibilidad de encontrar un trabajo digno en donde podríamos estabilizarnos y comenzar una vida nueva. Tras varias sesiones con el técnico fuimos cogiendo confianza y por fin llegó el momento que estábamos esperando. Nos ofrecieron la posibilidad de trabajar como repartidor de comida a domicilio en la propia Entidad. El trabajo consistía en realizar un reparto de comida a personas mayores que por ellas mismas no pueden hacérsela. También nos comentaron que no solo sería el reparto, también había que tratar con cariño a cada una de las personas mayores puesto que seguramente seríamos de las pocas personas que ven cada día. La verdad es que el trabajo me pareció muy adecuado, ya que al ser de mañanas podía conciliar vida familiar y laboral sin ningún problema. Este primer trabajo fue una sustitución de un trabajador y siempre me quedaré con el mensaje de esperanza y cariño que me trasladaron. Desde entonces he enlazado trabajos de cuidador y repartidor en Cáritas hasta el día de hoy.

¿Qué soporte has recibido de Cáritas?

Siempre recordaré las primeras sesiones en Cáritas. A mí me resultaba raro que hubiera alguien tan positivo y amable que creyera en mí y quisiera que saliera adelante. En mi país esto lo habría interpretado como… “este señor me acabará pidiendo dinero”. Bromas aparte, lo mejor de todo es que fue todo muy rápido, empecé realizando un curso de mantenimiento de edificios y conseguí de igual forma instruirme en el tema del mantenimiento e instalación de placas solares, esto me ayudó a coger una dinámica de trabajo y enseguida comencé a ser más positivo. Al poco tiempo, y como antes comentaba, empecé a trabajar.

¿Cómo ha sido la relación con Cáritas?

Podría y puedo decir que, a día de hoy, a Cáritas Diocesana de Cuenca los considero parte de mi familia. Esta entrevista me la han hecho a mí, pero hay que decir que en Cáritas también le consiguieron un trabajo a mi mujer, y a día de hoy también continúa en el trabajo que le ofrecieron como camarera de pisos en un hotel de la ciudad. La verdad es que solo tengo palabras de agradecimiento por el trato y por la oportunidad que nos han dado para poder llevar una vida digna y conseguir el sueño de vivir en paz.

¿Qué valoración haces de tu paso por Cáritas?

La verdad es que no habría pensado jamás que un programa de empleo trabajara tantos aspectos y estuviera tan cerca de las personas. En Cáritas han sido nuestros referentes en cada momento y solo tenemos palabras de agradecimiento. En todo momento han creído en nosotros y por eso le estaremos agradecidos toda la vida. ¿Cómo es tu jornada ahora? Y ¿cómo te sietes en tu día a día? Ahora trabajo todas las mañanas de lunes a sábado en el reparto de comidas a domicilio y sustituyo a los trabajadores en sus periodos vacacionales, bajas, y en lo que se refiere a lo que siento, solo puedo decir que el trabajo es imprescindible para llevar una vida tranquila, el trabajo normaliza y dignifica y sobre todo el trabajo hace que cada día tengas ganas le levantarte para seguir luchando cada día de tu vida por ti y por tu familia. Gracias porque, como dice el mensaje de Caridad de este año: Somos lo que damos, somos amor. Y, en Cáritas solo he recibido amor