Acción social30/07/2021

Mejorar la convivencia en los barrios multiculturales

Un proyecto de Cáritas Albacete apuesta por la participación vecinal para mejorar dos barrios de Hellín y su convivencia.

La convivencia en entornos multiculturales y desfavorecidos hace necesaria una intervención inclusiva y en clave comunitaria encaminada a favorecer la participación. Con esa perspectiva, comenzamos a trabajar en el año 2017 en los barrios Calvario y Ribera, en el municipio albaceteño de Hellín, a través de un proyecto “Socio-Comunitario de Convivencia Vecinal y Vivienda”, un reto difícil, pero a la vez ilusionante.

Dos barrios de gran diversidad

Como dice el papa Francisco, la convivencia es un arte hermoso y paciente, pero que sobre todo necesita ser cuidada. Los barrios Calvario y Rivera se caracterizan por ser una zona con gran diversidad racial y cultural. Allí conviven desde hace años personas de etnia gitana con musulmanes y el resto de población. Un entorno multicultural, especialmente vulnerable y aislado del resto de la localidad.

Por eso, desde este proyecto hemos pretendido favorecer la participación de los vecinos y vecinas, trabajando desde una mirada intercultural. Para todos ellos era importante mejorar su barrio, en lugar donde viven, pero para hacerlo, necesitaban impulso, confianza y un acompañamiento que nosotros les hemos brindado.

Uno de los grandes retos a los que nos hemos enfrentado ha sido la adaptación de normas, horarios y rutinas a las diferentes necesidades de cada colectivo. La población gitana está formada por unas 3.000 personas, en su mayoría jóvenes a los que les gusta pasar tiempo en la calle y que se relacionan dentro de su comunidad. Cuando hablamos de los habitantes payos, nos referimos a una población mayoritariamente envejecida, conformada por unas 800 personas con otras necesidades en cuanto a convivencia vecinal. La población marroquí, en cambio, dedicada en su mayoría al trabajo agrícola, pasa mucho tiempo fuera de casa y demanda otro tipo de intervención.

Dar voz a todos

En este contexto, nuestro trabajo se ha adaptado para atender las necesidades de todos los colectivos, escuchándoles, dándoles voz y creando unión entre ellos. Las diferentes actividades socio-comunitarias realizadas han ido encaminadas a impulsar la convivencia a través de un enfoque participativo. Se ha favorecido la inclusión de nuevos residentes a través de café-tertulias, reuniones vecinales, acciones de cooperación vecinal para mejorar espacios comunes…; y se ha integrado a los jóvenes a través de campeonatos de fútbol y otras actividades deportivas. Gracias a la Asociación de Vecinos se ha consolidado un grupo de unión entre población paya y mujeres de etnia gitana y marroquís, de edad más joven, que ha servido para fomentar la convivencia entre estas dos generaciones y culturas, fortaleciendo así el papel de la mujer.

Pequeños gestos de unión

Desde Cáritas hemos apostado por el trabajo de calle, por estar cerca de los vecinos y vecinas y reforzar a los líderes potenciales para implicarles en el proceso. En estos cuatro años de trabajo se han conseguido grandes cosas: se han constituido las comunidades de vecinos, hemos mediado entre los servicios públicos y el propio barrio para la realización de un mejor servicio, y los vecinos y vecinas van asumiendo cada vez más responsabilidades. Sobre todo, nos quedamos con los pequeños gestos de cada uno de ellos, como, por ejemplo, la creación de un grupo de WhatsApp que genera relaciones sociales, la participación de vecinos que empiezan a saludarse y poco a poco van participando en actividades y terminan ofreciéndose a colaborar en la mejora de su barrio, jóvenes que deciden limpiar el parque…

Estos pequeños gestos significan que el proyecto tiene sentido, y que poco a poco vamos promoviendo la integración de las personas inmigrantes en todos los ámbitos de la vida social, cultural y económica, removiendo aquellos obstáculos que dificultan su participación en igualdad de derechos y deberes que el resto de ciudadanos y fortaleciendo la cohesión social.

Mucho por hacer

Pero debemos ser sinceros y reconocer que se trata de un proceso lento con avances y retrocesos. Se ha conseguido mucho, pero es necesario mantener los pasos dados, y la pandemia, desde luego, no ha ayudado mucho. Primero, porque las familias de estos barrios, con economías de subsistencias, han sido las principales afectadas por la crisis de la COVID-19; y en segundo lugar, porque nuestra intervención socio comunitaria requiere un contacto directo y estrecho con los vecinos y vecinas, y este periodo de restricciones sanitarias ha dificultado esta participación. Ahora seguimos trabajando en la unión del vecindario para empoderarlos y seguir mejorando la convivencia a través de acciones socio-comunitarias.

Este trabajo ha sido posible gracias a la participación del Ayuntamiento de Hellín, a su equipo de Inclusión de Servicios Sociales de los Barrios El Calvario y La Ribera y a otras entidades como Intermediación. Juntos trabajamos para recuperar y seguir mejorando estos barrios, contando siempre con la implicación de los vecinos y vecinas. Han sido ellos quienes se han atrevido a soñar, a planificar, a trabajar en equipo… y es que cuando todos reman en una misma dirección, es más fácil llegar a la meta.