Myanmar: la vida tras el terremoto
Las fuertes lluvias están empeorando el drama de las personas afectadas por el seísmo de Myanmar.
El pasado 28 de marzo un terremoto de magnitud 7,7 sacudió el centro de Myanmar dejando un enorme rastro de daños y devastación. Los temblores se sintieron en todo el país e incluso llegaron a Tailandia. Al menos, 3.400 personas han fallecido debido al derrumbamiento de casas y edificios.
Desde entonces, miles de personas duermen a la intemperie, temerosas de las réplicas y sin poder regresar a sus hogares que fueron destruidos o dañados. Los hospitales en las regiones afectadas están desbordados, y las rutas de comunicación y transporte han sido interrumpidas.
El drama de Daw Hla
Las fuertes lluvias y tormentas están aumentando la vulnerabilidad de las personas afectadas. Las familias desplazadas, como Daw Hla, su marido y su bebé de seis meses, enfrentan enormes dificultades para acceder a alimentos , agua y servicios de saneamiento esenciales.
“Antes del terremoto, cuidaba de mi bebé. Mi esposo trabajaba en una casa de té preparando bocadillos; era suficiente para nuestra familia -recuerda Daw Hla-. Vivíamos en el segundo piso de un edificio de apartamentos que, en parte se derrumbó. Tuvimos que escapar y ahora estamos en un refugio temporal».
Esta joven madre preferiría estar en una casa, pero agradece tener un refugio, alimentos, agua y medicinas, que les proporcionan algunas organizaciones, como CRS-Cáritas de Estados Unidos (Catholic Relief Services).
«La situación actual no es buena. Lleva lloviendo muchos días. Sin embargo, no soy la única que sufre. Hay muchas personas afectadas por el terremoto, así que me resigno e intento salir adelante con mi familia», concluye Daw Hla.
Foto: CRS (Catholic Relief Services).