Cooperación internacional27/12/2024

Venezuela ante su futuro

En pocos días se vive un momento decisivo.

En apenas 10 días sabremos si Nicolás Maduro accede a la presidencia de la república de Venezuela, tal y como parece previsible, a pesar de las irregularidades de la cita electoral del pasado 28 de julio. El clima de miedo y la represión ciudadana, unido a los difíciles equilibrios de la política internacional ha hecho mella en el ánimo de aquellas personas que confiaban en un cambio en el gobierno del país.

El contexto social y económico del país sigue siendo de crisis humanitaria severa y cronificada, con elementos de lo que se considera en el argot humanitario “crisis olvidadas”. Naciones Unidas estimó en 105 millones de dólares, la financiación necesaria para responder a las necesidades humanitarias de la población y hasta el momento apenas se ha logrado el 17% de esta cantidad. Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), el 51,9% de la población vive por debajo de la línea de pobreza. Además, el 89% de los hogares padecen inseguridad alimentaria y no pueden cubrir los costos de la cesta básica de alimentos. El Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP) afirma que el 77% de los venezolanos tiene un acceso limitado al agua. A esto se suma la progresiva restricción al trabajo de las ONG, que ha tomado forma en la  «Ley de fiscalización, regularización, actuación y financiamiento de las organizaciones no gubernamentales y afines» aprobada y publicada en gaceta oficial el pasado 3 de diciembre.

Las necesidades humanitarias se agravarán si se endurecen las sanciones económicas o se imponen nuevas, y según cómo quede el mapa internacional de alianzas políticas y comerciales de Venezuela. De esto depende en gran parte que el flujo migratorio se intensifique, ya que el principal factor de expulsión sigue siendo el empobrecimiento y la falta de acceso a servicios de salud. Además de la intensidad de las salidas del país, desde las organizaciones humanitarias alertamos del previsible impacto de la política migratoria de EEUU, con las anunciadas deportaciones masivas. Se espera que esto tenga una influencia significativa en la elección de la ruta y del destino por parte de la población migrante que buscará mejores perspectivas en países como Colombia, Perú, Chile, Brasil o Argentina, que ya albergan 6.7 millones de venezolanos/as. Esta posibilidad vislumbra un escenario de colapso en países de acogida, débiles en sus sistemas de protección social, con grandes bolsas de pobreza y graves dificultades para integrar exitosamente a la población migrante con escasos recursos económicos.