Carta al voluntariado de Cáritas Diocesana de Cádiz

Queridos voluntarios,

El próximo domingo 5 de diciembre, se celebra el día internacional del voluntariado social. Este año lo celebramos de una manera muy especial debido a la terrible situación pandémica que nos ha tocado vivir. Ha quedado de manifiesto la encomiable labor que hacéis por los más vulnerables. La labor de compromiso, a través de Cáritas, representa un testimonio ejemplar de amor al prójimo, Dios es el camino, la verdad y la vida. No cabe duda que la verdadera felicidad está en ser útil a los demás y vosotros lo demostráis día a día en la entrega, en la dedicación, en la ayuda y en el acompañamiento de nuestros hermanos en situación de pobreza y exclusión.

La situación pandémica generó mucho sufrimiento, tanto en el ámbito de la salud como en el ámbito social. No podemos olvidar a los que nos han precedido en el encuentro con el Señor, por ello quiero recordar a todos los voluntarios, a sus familiares y participantes que nos dejaron en el último año y que están ya en la Casa del Padre (descansen en paz y brille para ellos la luz perpetua). También quiero dar gracias a Dios porque, algunos de vosotros, habéis estado enfermos y os habéis recuperado y ya habéis vuelto a retomar vuestro compromiso activo de ayudar a los demás. Por experiencia propia sé lo duro que resulta estar enfermo y tener que parar toda tu vida hasta encontrar, gracias a Dios y a los que nos cuidaron, la sanación.

Quiero transmitiros de parte de nuestro obispo Monseñor Zornoza, su sincero agradecimiento por el esfuerzo que habéis realizado para que todos nuestros hermanos que han acudido a Cáritas no quedaran sin la atención debida y necesaria.

El 5 de diciembre y todos los días del año, el voluntariado de Caritas está presente, por este motivo quiero hacer un alegato a la firmeza y la convicción de ser voluntario en Cáritas, fruto de una fe madura, de una fe que tiene a Jesús en el centro y su mensaje evangélico como camino de vida.

El seguimiento cristiano se sustenta en la escucha de la Palabra de Dios, la celebración de los sacramentos, especialmente, en la participación de la eucaristía, la oración comunitaria, y la vivencia del amor. Es fundamental que, en nuestra vida, la caridad esté presente, porque si no, nuestra fe estará incompleta. Igualmente, para que nuestro voluntariado se mantenga firme y constante debemos cuidar nuestra formación técnica y espiritual y nuestro contacto permanente con la realidad. Los retos y desafíos que el momento actual nos presenta hacen necesario cultivar nuestra voluntad de servicio, nuestra permanente evaluación y la certeza de que debemos estar cada día más unidos. Juntos, solo desde la comunión, podemos hacer más visible el Reino de Dios y favorecer la transformación social en el marco de nuestra identidad cristiana.

En la alegría de poder compartir con vosotros esta celebración y unidos en la oración y en la acción, y no sin antes recordaros que no bajéis la guardia y que sigáis manteniendo las medidas de seguridad y precaución, para evitar posibles contagios.

Recibid un fraternal saludo de un voluntario más.