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Corpus Christi 2024

Corpus Christi 2024

Cáritas Castrense celebra, junto con toda la Iglesia, el domingo 2 de junio, en la fiesta del Corpus Christi el Día de la Caridad y, un año más, somos invitados a contemplar la grandeza de los dones de Dios. Entre ellos el más grande y necesario para nuestro caminar: el don de sí mismo en el sacramento de la Eucaristía, que nos enciende en caridad y nos reúne en comunión de amor.

Gracias a vuestra generosidad, tantas pobrezas duelen un poco menos.

Seguramente que, en más de una ocasión, al participar en la celebración de la Eucaristía, os preguntasteis, ¿ cómo debe ser la respuesta al amor de Dios que transforma, diariamente, mi vida? Quizá encontramos mil y una maneras de hacerlo, pero todas ellas movidas por lo que sabiamente sintetiza nuestro refranero popular: “amor con amor se paga”.

El Señor, consciente de nuestra fragilidad, pues somos débiles e inconstantes, nos dejó un memorial: el del Amor. “Nos dio un Alimento, pues es difícil olvidar un sabor; nos dejó un Pan en el que está Él, vivo y verdadero, con todo el sabor de su amor”, recordaba el Papa Francisco en un día como este, mientras invitaba a escuchar el paso de Dios que, cada día, lo hace todo nuevo. Es la promesa del Señor en Cafarnaúm, en su discurso sobre el Pan de Vida: “En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros” ( Jn 6,51-58).

Sin embargo, el amor como respuesta al amor de Dios tiene su estilo, no puede consistir, como nos alerta el Papa Francisco, “en una mera suma de pequeños gestos personales dirigidos a algunos individuos necesitados, lo cual podría constituir una “caridad a la carta”, una serie de acciones tendentes sólo a tranquilizar la propia conciencia” (EG, 180).

Por esa razón, lo sabemos muy bien, no podemos escuchar todos los domingos a lo largo del año el Evangelio de Jesús, sin reaccionar ante sus llamadas; de igual manera no podemos pedir al Padre “el pan nuestro de cada día” sin pensar en aquellos que tienen dificultades para obtenerlo; como tampoco podemos comulgar con Jesús sin hacernos más generosos y solidarios; y por último, no podemos darnos la paz unos a otros sin estar dispuestos a tender una mano a quienes están más solos e indefensos ante tantas pobrezas que tocan a nuestra puerta con un rostro concreto: el del anciano solo y vulnerable, el del enfermo que no sabe cómo pagar sus recetas o cuidados, el del inmigrante privado de lo más básico para vivir, el de la familia cercana pero obligada a vivir de la caridad o amenazada por el desahucio, el de la gente desasistida en tantas formas y de tantas maneras…

Somos lo que damos y no debemos ser otra cosa más que amor.

Por esa razón estas líneas solo pretenden ser:

  1. Un agradecimiento a la labor de todos los voluntarios de Caritas Castrense que, por medio de los Servicios Centrales o de nuestras Cáritas Parroquiales, forjáis el corazón vivo de esta Iglesia Castrense auxiliando a nuestro Arzobispo Castrense de España como primer responsable de la acción caritativa diocesana.
  2. Una invitación a realizar el gesto concreto de la colecta del Corpus Christi destinada a Cáritas Castrense. El domingo, ante la dispersión de nuestra diócesis, será el signo perfecto de nuestra comunión eclesial, porque solo así la acción caritativa y social de esta Iglesia particular, servidora y samaritana, será significativa y expresión comunitaria del amor preferencial por los pobres y del rostro samaritano de la Iglesia.

  Después de estos años de bagaje de Cáritas Castrense ya sabemos muy bien que, a la espontaneidad individual, para que todo funcione correctamente, debemos añadirle una caridad organizada, programada y previsora. Este añadido no fue solo por razones de eficacia -que también- sino por razones de comunión eclesial ya que, en ninguna parroquia, base, acuartelamiento, buque de la Armada o incluso en las academias donde se forman los futuros militares, guardias civiles o policías nacionales, no podemos sentirnos dispensados del ejercicio de la caridad como actividad organizada de los creyentes.

De igual modo sabemos, por eso que el Corpus Christi es vuestro día, que el punto de partida, el núcleo, el centro de trabajo que se desarrolla en esta institución está en las distintas Cáritas Parroquiales Castrenses. Sois vosotros los que tantas veces estáis en primera línea y por eso os animamos a continuar en esta encomiable labor ya que, como bien sabemos, no hay una verdadera comunidad cristiana, donde no hay y no se visibiliza -porque somos sacramento- el ejercicio organizado de la caridad.

Santa Teresa de Calcuta, con su vida entregada a los más pobres y su amor a la adoración del Santísimo, donde encontraba la fuerza para la caridad, nos enseña algo que ella experimentaba y alentaba su esperanza: “El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz”. En las palabras de la Santa tenemos de modo palpable, una concreción de lo dicho por el Señor: “Conmigo lo hicisteis”.

Con gran afecto, os deseo un feliz día del Corpus Christi, día de la Caridad.

 

José Benito Pérez Lopo

Delegado Acción Social

Cáritas Castrense

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