Acción social15/05/2020

Mi casa es de cartón, pero yo soy de carne y hueso

Quédate ¿en casa?

La tan repetida frase para frenar la propagación del virus “quédate en casa” para llevar a cabo el confinamiento domiciliario se hace obligatorio. Es inédito para todos y complicado para muchos, pero para algunos es directamente imposible por la cruda razón de que no tienen un hogar en el que quedarse.

Las personas sin hogar son un colectivo extraordinariamente vulnerable ante la pandemia y son multitud: en España se estima que hay unas 40.000 personas sin hogar.

Imaginemos la angustia de estas personas al verse “confinados” en paredes de cartón sin mascarillas, sin gel antibacterial, sin guantes, sin familia, desinformados sobre la enfermedad, sobre la situación, sobre las posibles soluciones con miedo porque no conocen la realidad de lo que puede suponer esta crisis sanitaria, muchos con patologías previas expuesto al peligro y totalmente desprotegidos además de desprovisto de capacidad adquisitiva alguna por la paralización de los trabajos, inclusive aquellos en negro que para algunos representan su única opción económica; sin olvidarnos de aquellos que aún bajo techo la paralización económica los está empujando al abismo de la calle situación agravada por las inquietudes y la incertidumbre.

Aunque algunos se encuentren confinados en Albergues, Centros Residenciales, o espacio habilitados para que no estén en la calle nos preguntamos ¿Qué pasará con ellos después de disfrutar de una cama, de una ducha con agua caliente, de alguien que le ha tendido una mano y ha escuchado sus necesidades sin pedir nada a cambio…?

Por estas y por muchas razones más, Cáritas Diocesana de Cuenca continúa su misión de estar al lado de los últimos y más desfavorecidos porque la solidaridad es hoy y siempre, expresamos nuestro profundo agradecimiento y admiración a las personas sin hogar que atendemos en nuestros recursos, porque hoy más que nunca nos han dado una gran lección de valentía y coraje que puede afrontar un ser humano, que es vivir en pleno confinamiento con tanta incertidumbre y aun así levantar la cara y sonreír… Esto nos da más fuerza para continuar con esta labor.

La situación que estamos viviendo nos está haciendo replantearnos nuevas formas de trabajo, Cáritas no solo mantiene los servicios y reorganiza su labor, Cáritas sigue abierta, siempre seguirá presente y acompañando a las personas que así lo necesiten. La caridad no cierra y ante el coronavirus, cada gesto cuenta…