Proteger se conjuga en toda una serie de acciones en defensa de los derechos y de la dignidad de los emigrantes y refugiados, independientemente de su estatus migratorio.
Papa Francisco
Tras llegar a nuestro país, Hayouba se está formando en mantenimiento de edificios y comparte piso con otros compañeros. Pero su historia empezó hace meses en Burkina Faso, de donde salió con tan solo trece años.
Son aquellos menores que llegan a nuestro país sin estar acompañados por ningún adulto. Son niños y niñas, antes que migrantes, que deben ser protegidos y documentados conforme a nuestra legislación, aunque la realidad es otra. Deberíamos contemplar su protección como una inversión en nuestro futuro.
Cuando entras en el barco, olvidas todo lo que has pasado y piensas en todo lo que quieres conseguir. Cuando la policía nos detuvo en Málaga les dije que tenía 22 años. La policía nos dio el teléfono para poder llamar a la familia y mi tía estaba feliz porque había llegado. ¡El camino había sido casi 11 meses!
Cuando llegué a Santander fui a Cáritas y consiguieron traer mis papeles de Camerún. La policía me dijo que tenía más de 18 años y me dejó en la calle con una orden de expulsión. Tenía el resguardo del pasaporte que decía nacido en 1999, pero la policía dijo que el acta de nacimiento no valía. Yo no entendía el español y volví a Cáritas: casi tres años peleando en juicios por mis papeles, viviendo entre el centro y en el piso de Caritas.
Me veo muy cambiado, ya no soy el chico que tenía rabia en la valla. Ahora me veo más educado y doy las gracias a Dios por todo esto. A veces mi tía está enferma y querría verla algún día para darle un beso grandísimo. En los próximos años, quiero terminar mis estudios y ojala jugando fútbol profesional pueda ayudar a mi familia, hay que echar la mano a quien lo necesita…
En Bangladesh trabajaba en una tienda, pero luego no tenía suficiente para vivir allí. Pedí el visado y decidí viajar a España. He dejado padre, madre y mi mujer y mis tres hijos, todos están allí. Ella los cuida y ellos están estudiando. Echo en falta a mi familia. Hablamos por teléfono de modo habitual, yo envío dinero. Fue triste para mí no poder estar con ellos el día de la boda de mi hija.
Vine a España porque aquí vive un amigo. Vivo en Zamora, en un piso compartid que es muy traquilo, trabajo en una tienda, Caritas me ayuda cuando no llego a pagar la renta. En Caritas me han enseñado español, he tardado 3 años.
Me gustaría volver a Bangladesh cuando ya no pueda trabajar más aquí, de mayor.