«La calle te destruye poco a poco… yo ahora veo la luz»
Tras una dura experiencia viviendo en la calle, Reme, participante del centro de día "El Salvador", ha recuperado las ganas de vivir.
En el marco de la campaña Nadie sin Hogar, que este año lleva como lema «Caminemos juntos», Reme, participante del centro de día «El Salvador», cuenta su difícil vivencia en la calle. Si estar sin techo supone una situación extrema de vulnerabilidad y la pérdida de un derecho constitucional, en el caso de las mujer, aún la exclusión es mayor, la desprotección y la invisibilidad.
Yo vengo acarreando problemas desde pequeña, he tenido una vida un poco complicada. Mis padres tenían dependencia a las drogas y por circunstancias de la vida, los servicios sociales les retiraron a sus hijos.
Posteriormente estuve en un centro de menores y mas tarde fui acogida por una familia con los medios suficientes para poder sacar mis estudios; gracias a ellos tengo mi graduado escolar.
A raíz de eso empecé a estudiar enfermería pero por circunstancias conocí a una pareja que fue el padre de mi hija, yo tenía 17 y sufría malos tratos, fui una mujer maltratada.
Por desgracia yo lo normalicé, era mi primera pareja, y lo veía normal. Tras ocho meses tuve una retirada de mi hija pero poco a poco fui a un centro en la Línea de la Concepción para mujeres maltratadas y después a un piso en Jerez de la Junta de Andalucía y empecé a refugiarme de los problemas en el cannabis.
Cada persona que tiene problemas se refugia en lo que puede y yo lo hice en eso. A raiz de eso me expulsan del piso por el consumo y empiezo a ir al Albergue Municipal.
Ahí la vida no es fácil, tienes un techo y comida pero no es fácil estar ahí porque estas compartiendo el espacio con personas con diferentes problemas.
Conocí a una amiga que por determinadas circunstancias falleció, y ahí empecé a consumir otro tipo de drogas más dañinas. Estaba muy mal, yo empecé a verme en un agujero, en un pozo. Poco a poco conocí a Cáritas y pude ir saliendo gracias a dios, porque aquí hay apoyo. Yo quiero decir como mujer que la calle para una mujer es muy complicada. Se sufren todo tipo de abusos, se pasa miedo, no duermes. La calle es destrucción, te destruye poco a poco. Eso no es vida, todos merecemos una casa digna, porque somos personas, no somos animales. Estamos cansados de que nos miren mal por la ropa que llevamos; eso no nos define, el corazón es lo que importa, yo siempre digo eso.
El físico cambia, lo que importa es el corazón de la gente.
Gracias a Cáritas he podido salir y he dejado de consumir. Gracias a ellos tengo ganas de seguir la vida, veo una luz, veo prosperidad porque quien quiere puede…
Querer es poder.
Por mucho que te ayuden si tu no quieres no vas a conseguirlo.
Ahora me siento contenta, estoy embarazada de tres meses, tengo alegría, siento una bendición. Tengo el apoyo de ellos, siento que tengo a personas con quien contar mis problemas. Personas que no me van a soltar.
Permitid que nos escuchen, porque la calle para las mujeres es muy complicado, puedes acabar muerta o de cualquier manera, el daño psicológico se queda.