Es el momento de ver qué queda tras el tsunami, cuando la marea está bajando. Ver si bajo esa aparente calma hay un mar de fondo agitado y turbulento que impide la flotabilidad de aquellas personas que se encuentran sumergidas y de quienes intentan nadar.
A nivel laboral, ya antes de la pandemia, el 43% de las personas activas en situación de exclusión se encontraban en desempleo, cifra que casi se duplicó en los primeros meses del más estricto confinamiento
(79%) y que fue descendiendo hasta afectar actualmente al 53% de esta población. Esto hace que la tasa de paro de las personas atendidas por Cáritas sea más del triple que para el conjunto de la
población (17%).
Cuando hay empleo, es en condiciones muy precarias. Así, el 33% de las personas acompañadas por Cáritas que han trabajado a lo largo del mes de abril de 2021 lo han hecho menos de 10 días.
Además, el 57% ha tenido trayectorias de intermitencia entre períodos de trabajo y de desempleo a lo largo del último año, incluidas aquellas que trabajaban antes de la pandemia y que ahora no lo hacen (14%). Solo el 23% ha mantenido
su empleo anterior a la declaración del estado de alarma. En el extremo opuesto, más de 95.000 personas nunca han logrado acceder a un empleo.