«Cuando en casa tenía frío, me iba al Carrefour para no gastar con la estufa»
La Fundación Ecodes en colaboración con Cáritas Diocesana de Santander mejora las condiciones de habitabilidad y eficiencia energética de 8 viviendas en Santander
“A veces, cuando en casa tenía mucho frío, me iba al Carrefour para no gastar con la estufa”. Luciana todavía no termina de creerse lo que ha mejorado su vivienda gracias a la colaboración de Cáritas con Ecodes. “La casa ha cambiado totalmente. Ahora no se siente el frío de antes. Cierro las ventanas y ya no entra humedad, se nota el calor dentro. Incluso, cuando llueve y tengo que tender la colada dentro, la ropa seca, que antes, ni eso. Hasta tengo persianas y puedo bajarlas”.
La de Luciana es una de las viviendas propuestas por el equipo parroquial que acompaña a esta mujer desde hace tiempo para participar en el proyecto que Ecodes presentó a Cáritas Diocesana de Santander. Una propuesta que planteaba realizar mejoras energéticas y de aislamiento en algunas viviendas de personas en situación de vulnerabilidad. “Desde el principio lo vimos como una oportunidad para mejorar la calidad de vida de algunas de las personas y familias a las que acompañamos”, explica Rodrigo Pérez, coordinador de Animación Comunitaria en Cáritas Diocesana de Santander.
Añade que, además, ya conocían el trabajo de la Fundación Ecodes porque había colaborado previamente con Cáritas Diocesana de Zaragoza. “Rápidamente contactamos con todos los equipos parroquiales de Santander para proponer las intervenciones que mejor se ajustaran al proyecto”. Y así es como inicialmente se propusieron 14 viviendas de las que, finalmente, 8 fueron seleccionadas. Después, los equipos de voluntariado de Cáritas parroquial las visitaron acompañados por una profesional de Ecodes que se desplazó a Cantabria para realizar la valoración previa.
MEJORAS EN LAS VIVIENDAS
Se han cambiado las ventanas por otras más modernas y con mejor aislamiento; se han pintado estancias y corregido humedades; en algunos casos, se han comprado lavadoras, placas de inducción o campanas extractoras de humo y en una de las viviendas se han realizado mejoras en el cuarto de baño. La inversión global ronda los 30 mil euros. Un dinero que incluye las obras, las compras que se han realizado en comercios locales y las licencias que ha sido necesario solicitar.
“La diferencia es abismal. Yo no podía ni abrir las ventanas por miedo a que se cayeran, porque los cristales estaban pegados con celo. No puedo estar más agradecida. Estos días que ha hecho frío, se ha notado un montón en la temperatura dentro de la casa. Y, con dos niñas pequeñas, la nueva lavadora me ha venido genial, porque justo unos días antes se me había roto la que tenía. No puedo estar más agradecida”. Lidia repite una y otra vez que no tiene palabras para agradecer el apoyo que ha encontrado en Cáritas y las mejoras que se han realizado en su casa gracias a esta propuesta de Ecodes. “Lo he pasado fatal, pero siento que ahora he remontado. Ha sido mi año”, agradece una y otra vez.
Entre las personas beneficiarias hay familias con menores a su cargo y también personas que viven solas. Una en el Barrio Pesquero, otra en Cazoña, en Primero de Mayo… Distintos perfiles, distintas ubicaciones pero siempre viviendas en propiedad de personas en situación de vulnerabilidad y/o exclusión social acompañadas por Cáritas desde hace tiempo y que, poco a poco, se han convertido en infraviviendas.
ECODES
“Trabajamos para conseguir maximizar el bienestar de todas las personas dentro del planeta”. Con esta frase presenta Ecodes su pilar de acción. La entidad tiene entre sus objetivos acelerar la transición hacia una economía verde, inclusiva y responsable y para ello, entre otros proyectos, tiene en marcha uno que busca soluciones a la situación de pobreza energética que se vive en muchos hogares.
Con este planteamiento se presentaron en Cáritas Diocesana de Santander ofreciendo la posibilidad de mejorar la eficiencia energética y el confort térmico en algunas viviendas propiedad de personas acompañadas por Cáritas. Al mismo tiempo, se realizaron formaciones con profesionales y voluntariado en torno a hábitos de consumo eficiente de energía, comprensión de la factura y cómo reducirla, bono social o medidas de eficiencia energética.
Esto ha permitido también gestionar las solicitudes del bono social energético, tanto para las personas que han accedido al proyecto de Ecodes como para otras acompañadas por Cáritas. El bono social es un derecho que muchos potenciales beneficiarios desconocen, pero al que tienen derecho y conlleva una reducción importante en su factura mensual de la luz.
“Me ha dado mucha felicidad, porque tenía muchos problemas en mi vida. Me han puesto la casa que parece otra. Solo tengo palabras de agradecimiento. Me encuentro mucho mejor. Me han pintado una parte grande del piso y, además de las ventanas, me han puesto un extractor de humos, una cocina de inducción y me han dado las cacerolas. Estoy feliz y no digo más porque me pongo a llorar de la emoción”. Hace tiempo que Carmen encontró en las voluntarias de Cáritas un gran apoyo tras el fallecimiento de su madre. “me quedé sin nada y tengo en ellas un apoyo grandísimo. Las quiero muchísimo. Siempre están a mi lado. Cuando me siento mal, a ellas acudo. Están haciendo una labor maravillosa entregando sus trocitos de vida para que los demás seamos felices”.
“A veces, cuando en casa tenía mucho frío, me iba al Carrefour para no gastar con la estufa”. Luciana todavía no termina de creerse lo que ha mejorado su vivienda gracias a la colaboración de Cáritas con Ecodes. “La casa ha cambiado totalmente. Ahora no se siente el frío de antes. Cierro las ventanas y ya no entra humedad, se nota el calor dentro. Incluso, cuando llueve y tengo que tender la colada dentro, la ropa seca, que antes, ni eso. Hasta tengo persianas y puedo bajarlas”.
La de Luciana es una de las viviendas propuestas por el equipo parroquial que acompaña a esta mujer desde hace tiempo para participar en el proyecto que Ecodes presentó a Cáritas Diocesana de Santander. Una propuesta que planteaba realizar mejoras energéticas y de aislamiento en algunas viviendas de personas en situación de vulnerabilidad. “Desde el principio lo vimos como una oportunidad para mejorar la calidad de vida de algunas de las personas y familias a las que acompañamos”, explica Rodrigo Pérez, coordinador de Animación Comunitaria en Cáritas Diocesana de Santander.
Añade que, además, ya conocían el trabajo de la Fundación Ecodes porque había colaborado previamente con Cáritas Diocesana de Zaragoza. “Rápidamente contactamos con todos los equipos parroquiales de Santander para proponer las intervenciones que mejor se ajustaran al proyecto”. Y así es como inicialmente se propusieron 14 viviendas de las que, finalmente, 8 fueron seleccionadas. Después, los equipos de voluntariado de Cáritas parroquial las visitaron acompañados por una profesional de Ecodes que se desplazó a Cantabria para realizar la valoración previa.
MEJORAS EN LAS VIVIENDAS
Se han cambiado las ventanas por otras más modernas y con mejor aislamiento; se han pintado estancias y corregido humedades; en algunos casos, se han comprado lavadoras, placas de inducción o campanas extractoras de humo y en una de las viviendas se han realizado mejoras en el cuarto de baño. La inversión global ronda los 30 mil euros. Un dinero que incluye las obras, las compras que se han realizado en comercios locales y las licencias que ha sido necesario solicitar.
“La diferencia es abismal. Yo no podía ni abrir las ventanas por miedo a que se cayeran, porque los cristales estaban pegados con celo. No puedo estar más agradecida. Estos días que ha hecho frío, se ha notado un montón en la temperatura dentro de la casa. Y, con dos niñas pequeñas, la nueva lavadora me ha venido genial, porque justo unos días antes se me había roto la que tenía. No puedo estar más agradecida”. Lidia repite una y otra vez que no tiene palabras para agradecer el apoyo que ha encontrado en Cáritas y las mejoras que se han realizado en su casa gracias a esta propuesta de Ecodes. “Lo he pasado fatal, pero siento que ahora he remontado. Ha sido mi año”, agradece una y otra vez.
Entre las personas beneficiarias hay familias con menores a su cargo y también personas que viven solas. Una en el Barrio Pesquero, otra en Cazoña, en Primero de Mayo… Distintos perfiles, distintas ubicaciones pero siempre viviendas en propiedad de personas en situación de vulnerabilidad y/o exclusión social acompañadas por Cáritas desde hace tiempo y que, poco a poco, se han convertido en infraviviendas.
ECODES
“Trabajamos para conseguir maximizar el bienestar de todas las personas dentro del planeta”. Con esta frase presenta Ecodes su pilar de acción. La entidad tiene entre sus objetivos acelerar la transición hacia una economía verde, inclusiva y responsable y para ello, entre otros proyectos, tiene en marcha uno que busca soluciones a la situación de pobreza energética que se vive en muchos hogares.
Con este planteamiento se presentaron en Cáritas Diocesana de Santander ofreciendo la posibilidad de mejorar la eficiencia energética y el confort térmico en algunas viviendas propiedad de personas acompañadas por Cáritas. Al mismo tiempo, se realizaron formaciones con profesionales y voluntariado en torno a hábitos de consumo eficiente de energía, comprensión de la factura y cómo reducirla, bono social o medidas de eficiencia energética.
Esto ha permitido también gestionar las solicitudes del bono social energético, tanto para las personas que han accedido al proyecto de Ecodes como para otras acompañadas por Cáritas. El bono social es un derecho que muchos potenciales beneficiarios desconocen, pero al que tienen derecho y conlleva una reducción importante en su factura mensual de la luz.
“Me ha dado mucha felicidad, porque tenía muchos problemas en mi vida. Me han puesto la casa que parece otra. Solo tengo palabras de agradecimiento. Me encuentro mucho mejor. Me han pintado una parte grande del piso y, además de las ventanas, me han puesto un extractor de humos, una cocina de inducción y me han dado las cacerolas. Estoy feliz y no digo más porque me pongo a llorar de la emoción”. Hace tiempo que Carmen encontró en las voluntarias de Cáritas un gran apoyo tras el fallecimiento de su madre. “me quedé sin nada y tengo en ellas un apoyo grandísimo. Las quiero muchísimo. Siempre están a mi lado. Cuando me siento mal, a ellas acudo. Están haciendo una labor maravillosa entregando sus trocitos de vida para que los demás seamos felices”.