Fran Capacete comparte su testimonio para poner voz a las personas que están ‘fuera de cobertura’
Popular Televisión ha querido acercarse a la realidad de las personas que han vivido en la calle y han salido adelante gracias al apoyo de Cáritas
Popular Televisión ha querido acercarse a la realidad de las personas que han vivido en la calle y han conseguido salir adelante.
Lo ha hecho a través de Fran Capacete, participante en el programa Personas sin Hogar de Cáritas Diocesana de Santander.
Fran sabe muy bien lo que es quedarse sin cobertura, dormir a la intemperie, pasar miedo y no tener esperanza.
Afortunadamente, eso forma parte de un pasado ya superado.
Compartimos el reportaje, con guión de Lucía Pombo, emitido en el programa Comprometidos del pasado 19 de noviembre.
LA HISTORIA DE FRAN
Antes de llegar a la calle, Fran tuvo una vida normalizada. Vivía en Morón de la Frontera, tenía un trabajo, una familia, dos hijas. Separarse de la madre de sus hijas supuso la pérdida de contacto con las niñas y, en ese momento, su vida “dió un vuelco», como él mismo recuerda.
Comenzó entonces a tontear con el alcohol, a trabajar “de malas maneras”, a ir de aquí para allá. De la campaña de la Fresa en Huelva se fue en el 93 a Lérida a recoger fruta. “Me rompió el alma la separación de las niñas, empecé a flaquear”. Se culpaba por no luchar lo suficiente por recuperarlas, pero tampoco encontró el modo. Y, mientras, iba cayendo cada vez más abajo, cuidándose cada vez menos hasta que, después de dos años trabajando como jardinero en La Rioja, le despidieron.
Tras ingresar en Vitoria en un centro de rehabilitación consiguió mejorar e, incluso, volvió a trabajar “pero el dolor de no tener a mis hijas era muy duro. Vivía en el pasado, preguntándome por qué no hice nada y ahí ya empecé a vivir en la calle».
Fran mantiene un gesto serio al repasar su historia. No adorna su pasado. “¿Tú sabes lo que es vivir en un cartón? ¡Qué frio!, ¡Qué todo!, con miedo de que te agredan, con miedo de todo…. Es un sinvivir”, explica para añadir que hubo un momento en que estaba tan mal que una noche se metió sin dudarlo una sobredosis dispuesto a poner fin a ese calvario. Afortunadamente, la ambulancia llegó a tiempo y pudo salvar su vida.
SU ENCUENTRO CON CÁRITAS
Si hay un momento que marca un antes y un después en la historia vital de Fran, fue ese en que Cáritas se cruzó en su vida. Recuerda que estaba tirado en sus cartones “cuando una compañera me tendió la mano. Era Carmen San Román. Me extendió la mano y me dijo: ¿Quieres que te ayudemos? Yo estaba sentado y me levanté de un salto. Sí, sí, sí. Me llevó a un bar y me compró un bocadillo y una cocacola”.
El siguiente paso fue ingresar en Valdecilla para recuperarse y, de ahí, a Liencres un par de meses para salir de la profunda depresión en la que estaba inmerso.
ESPERANZA Y CONFIANZA
“Es mucho lo que Cáritas te ofrece. El apoyo, el cariño… Yo doy mucho valor al cariño, porque cuando estás falto de ello y con tanta necesidad, un abrazo te levanta el ánimo al cien por cien”.
Y gracias a ese apoyo, a ese cariño y, también, a que Fran ha puesto todo de su parte por salir del pozo sin fondo en el que estaba, consiguió “empezar a respirar y a sentirme bien”.
Han pasado los años desde que agarró esa mano de Cáritas. Fran ha recuperado el contacto con sus dos hijas, ya mayores, que le han hecho abuelo de seis nietos. “Guasapeamos todos los días y eso me da mucha felicidad. Aunque no puedo abrazarlas porque viven lejos, soy feliz con ver los mensajes, con saber de ellas. Es precioso”.
Y no solo eso, sino que, desde hace cuatro años, Fran tiene pareja.
Se le ilumina la cara al hablar de su situación actual.
“¿Qué si soy feliz? Tengo contacto con mi familia, con mis hijas, con mis hermanas, con los sobrinos en el pueblo: Mira qué camisa más chula me compraron ayer para esta ocasión….”