Análisis y reflexión09/02/2023

ANTE LA CATÁSTROFE DE TURQUÍA Y SIRIA

Esta semana los medios de comunicación están ofreciendo noticias e imágenes desgarradoras de los miles de personas que han sufrido los efectos devastadores de los terremotos que han asolado el sur de Turquía y el norte de Siria. Las cifras de muertos y heridos se incrementan cada día y será muy difícil tener datos fiables hasta que no terminen los trabajos de búsqueda de posibles supervivientes.

Aunque en ocasiones todos percibimos que la sociedad actual intenta mantenerse lejos del dolor ajeno, ocultando el sufrimiento, en estos momentos hemos de dar incesantes gracias a Dios por los constantes gestos de cercanía y solidaridad de miles de personas de todos los rincones del mundo ante el desconcierto, las lágrimas y la desolación de quienes lo han perdido todo, incluso a sus seres más queridos.

 Los cristianos y las personas de bien no podemos cerrar los ojos ante la muerte de tantos hermanos y ante el desgarro de sus familiares. Es más, no podemos dejar solos a los miles de seres humanos que se han quedado sin vivienda, carecen de alimentos, están durmiendo en la calle, en los centros educativos o en los mismos templos que no han sido destruidos por la violencia de los terremotos.

Los responsables de Caritas española, con el propósito de canalizar la solidaridad y la ayuda económica de quienes quieran colaborar con los afectados por el terremoto, se han puesto en contacto con los responsables de Caritas Turquía y de Caritas Siria. Estos les dicen que, debido a las dificultades del momento para recibir y distribuir la ayuda en especie, lo más oportunos y necesario es que les envíen ayuda económica.

Desde Caritas española ya han hecho un primer envío de 200.000 euros a las Caritas hermanas de Siria y Turquía para hacer frente a las primeras necesidades y prevenir así una catástrofe humanitaria. Con el paso de los días, siempre en coordinación con las Caritas de estos países, será preciso ofrecer nuevas ayudas.

Nuestra Caritas diocesana ha abierto también cuentas en distintas entidades bancarias para que todas las personas que quieran ofrecer su aportación económica puedan hacerlo. Aunque en estos momentos estamos ofreciendo también nuestra ayuda a las víctimas del hambre y de la exclusión por medio de la campaña organizada por “Manos Unidas”, agradezco de corazón la colaboración de todos. No podemos cerrar el corazón ante el sufrimiento de quienes lo han perdido todo y experimentan grandes dificultades para afrontar el presente y el futuro.

Pero, además de la colaboración material, los creyentes hemos de elevar nuestras súplicas a Dios por los heridos y los difuntos, así como por los familiares que lloran su ausencia. Pidamos al Dios de la vida y del amor que, en medio de la desolación, el desconcierto y el sufrimiento de tantos hermanos, mantenga viva en ellos la esperanza y la disponibilidad para restablecer la paz y la convivencia, especialmente en Siria.

Con mi cordial saludo y bendición.

Atilano Rodríguez, Obispo de Sigüenza-Guadalajara