Emergencia alimentaria

La inseguridad alimentaria es una situación recurrente en la región, pero en los últimos años se ha recrudecido debido al impacto de múltiples y continuados shocks. El Cuerno de África se ve habitualmente afectado por ciclos de sequía-inundación producidos por el Dipolo del Océano Índico, los conocidos ciclos de El Niño – la Niña. 

En 2022, la sequía más severa y persistente de los últimos 70 años afectó directamente a 36,1 millones de personas y causó la muerte de más de 5 millones de cabezas de ganado, un activo vital en las comunidades rurales de las regiones áridas y semi-áridas. Las cosechas fallidas por la falta de lluvia, el agotamiento de las reservas de agua y la subida de un 73% de los precios de los cereales provocada por la guerra en Ucrania, agotaron los recursos de las familias, obligándolas a desplazarse en busca de ayuda. El cambio de ciclo a El Niño produjo en 2023 inundaciones en las zonas más al Este y sequía en las zonas más al Oeste, situación extrema que de nuevo golpeó a las familias en un momento de falta de reservas propias.

En combinación con los desastres climáticos están los conflictos armados, el más grave el estallido de la guerra en Sudán, un país crítico en la estabilidad de la región. El conflicto ha producido el desplazamiento interno de 8,6 millones de personas y 3,1 millones de refugiados en los países colindantes. Como resultado, la región ha pasado de 47 millones a 50,1 millones de personas en necesidad de ayuda alimentaria urgente, con aproximadamente 25 millones de niños menores de cinco años gravemente desnutridos en la región.

 Principales datos

El conflicto armado en Sudán sigue provoca la subida de precios de bienes esenciales, lo que condena a la población a depender de la ayuda humanitaria. Además las comunidades de acogida sufren más presión sobre los ya de por sí escasos recursos.

Sudán

• Con más de 8,6 millones de desplazados internos, Sudán concentra al 14% de los desplazados internos del mundo, de modo que 1 de cada 7 desplazados en el mundo es sudanés. Más del 50% de estos desplazados son mujeres y niñas, y más del 50% son menores de 18 años, que se enfrentan a una grave vulnerabilidad.
• 25,6 millones de personas -la mitad de la población- se enfrentan a una crisis de seguridad alimentaria sin precedentes.
• 755.000 personas se encuentran ya en situación de hambruna, y la inanición es inminente. Hambruna significa que el nivel de malnutrición excede el 30% y más de 2 personas de cada 10.000 muere cada día.
• Sudan tiene el mayor número de menores en malnutrición severa de toda África Este, con 3.7 millones de menores de 5 años, y 1 millón de embarazadas y/o lactantes.
• El cólera se ha cobrado más de 1.000 vidas y ha infectado a 35.000 personas en 11 estados, agravando el sufrimiento en campamentos superpoblados con acceso limitado a la atención sanitaria. La propagación de esta enfermedad altamente contagiosa se ve exacerbada por la falta de acceso a agua potable, y también por el hambre.

Sudán del Sur

• La guerra en Sudán ha provocado que 875.000 personas se refugien en Sudán del Sur, incrementando así el cómputo de personas en necesidad urgente de ayuda, y aumentando la presión sobre los recursos de respuesta disponibles.
• 9,3 millones de personas necesitan ayuda humanitaria urgente, de los que 7,1 sufre inseguridad alimentaria severa, con 79.000 personas en situación de hambruna.
• La exportación de petróleo está interrumpida por la guerra en Sudan y desde hace un año los funcionarios públicos no cobran los salarios, lo que provoca un riesgo muy alto de conflicto interno.
• La presión por los recursos provoca un alza en conflictos inter-comunitarios que interrumpe los ciclos productivos, por lo que la producción de alimentos sigue cayendo y el acceso a servicios básicos como educación, salud, agua y saneamiento es cada vez más precario.

Etiopía

• Los diversos conflictos armados, especialmente en las regiones del norte Tigray, Amhara y Afar, requieren de un gran esfuerzo para su recuperación, sobre todo en la rehabilitación de medios de vida e infraestructuras.
• Altos índices de pobreza y economías agrícolas básicas mantienen a 15,8 millones de personas en grave inseguridad alimentaria.
• Más del 40% de la población de mujeres y niñas en la región de Tigray sufrieron violencia sexual durante el conflicto armado.

Sudán

Junto con otras Cáritas, estamos apoyando el programa de emergencia en las regiones de Darfur, Kordofan, Gedaref, Jartum y Nilo Blanco:¡.

• 98.000 personas atendidas.
• Asistencia en efectivo a las familias más vulnerables para cubrir sus necesidades esenciales más inmediatas, favoreciendo su dignidad.
• Rehabilitación de sistemas de agua potable, construcción de letrinas completas e instalación de lavamanos, e instalación de lámparas solares en ubicaciones comunitarias.
• Distribución de kits de higiene familiar y personal femenina.
• Gestión de casos de violencia de género y sexual y prevención comunitaria.

Sudán del Sur

Con el apoyo de la red Confederal y donantes institucionales como el Cabildo de Gran Canaria, Caritas Española continúa apoyando la respuesta humanitaria de Caritas Sudán del Sur en diversos sectores:

• Apoyo en alimentación de emergencia y dinero en efectivo para 14.500 refugiados llegados desde Sudán.
• 15.750 personas con acceso mejorado a agua potable mediante la construcción y reparación de pozos.
• 6.216 personas han recibido raciones de alimentos básicos de emergencia.

Etiopía

Con el apoyo de la Agencia Española para la Cooperación y la Acción Humanitaria, desarrollamos dos grandes programas:

• En la región norteña de Tigray, un programa de asistencia humanitaria y rehabilitación post-conflicto para más de 29.000 personas, que incluye transferencias de efectivo a las familias más vulnerables, recuperación de medios de vida agrícolas y cabaña ganadera, rehabilitación de infraestructuras de agua potable, y asistencia a víctimas de violencia de género y sexual.
• En la región central de Oromía, un programa de desarrollo para promover el Derecho a la igualdad de género para 9.900 personas, que incluye la mejora de los recursos educativos y económicos de adolescentes y mujeres adultas, el trabajo de concienciación social e institucional para la protección de los Derechos de las Mujeres, y la prevención de practicas culturales como la ablación genital o los matrimonios forzados precoces.

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