En ocasiones, las leyes pueden no ser justas

Así ocurre con la Ley de Extranjería.

Vive las situaciones de irregularidad sobrevenida en las que se encuentran tantas personas migrantes que son invisibles en nuestro país.

Daniel

Daniel cruza África solo, a los 15 años. Busca un futuro mejor para él y su tía enferma. Es un menor tutelado en una Comunidad Autónoma. Es buen estudiante. Aprueba la ESO. Se matricula en un grado medio. Juega en un club de fútbol juvenil.

Al cumplir 18 años debe abandonar el centro tutelado en el que ha vivido hasta ahora. Se queda en la calle. ¿Qué pasa con sus exámenes? ¿Y con su equipo de fútbol? 

Nunca había estado tan abandonado.

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Fabiola

Vino a España desde Ecuador en busca de un trabajo con el que mantener a su familia. Después de seis años como limpiadora, interna y cuidadora consiguió su permiso de residencia. Trabajaba más de 40 horas semanales, sin descanso.

Con el estado de alarma decidieron prescindir de los servicios de Fabiola. Otra vez en el ciclo de nunca acabar, en busca de otro contrato cuanto antes.

Tenía que volver a empezar.

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Kalima

Vive cerca de Rabat y viene a trabajar de temporera durante 4 meses, por 40 euros al día, en jornadas de 7 horas. Fue seleccionada porque deja a su marido y 5 hijos en Marruecos, son su “elemento de apego”, la garantía de que retornará a su país.

Una tarde el capataz la viola en el almacén. Fue despedida, no tenía cómo demostrar lo ocurrido y no podía regresar a su país.

Ahora vive en situación de irregularidad.

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Virginia

Llegó a España huyendo de la violencia en Colombia. Venían con ella su hija Mayra de 17 años y Fernando, de 3. La pequeña María nació aquí poco después. Su tarjeta de solicitante de asilo le permitía trabajar y empezó en una peluquería.

 

Dos años después su solicitud de protección internacional fue denegada. Al quedar sin papeles perdió el trabajo.

Muy pronto toda la familia se vería en la calle.

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Zouhair

Es ingeniero agrónomo, aunque no ha podido homologar el título. Encontró trabajo en una granja. Era muy duro y percibía menos salario de lo acordado porque le descontaban el alojamiento. Después de dos años tenía que renovar su permiso de residencia.

La resolución fue negativa porque el empleador no cotizaba por él.

Estaba en situación irregular y entró en una profunda depresión.

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Para reflexionar

Cáritas trabaja con miles de personas en situación administrativa irregular. 

Personas invisibilizadas.

La puerta de acceso a los derechos fundamentales no puede ser el mercado laboral.

La Ley de Extranjería está orientada a la regulación del flujo de mano de obra extranjera. Quienes llegan, por encima de su condición de trabajadores, son personas.

Planteamos que las raíces en la comunidad, la vecindad, ordenada a través de la figura del empadronamiento, pueda ser garantía para renovar o acceder a una situación administrativa regular, al disfrute de derechos básicos.

Queremos vecinos.

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